Opiniones

"El Periódico digital para el sur de Córdoba"

Putas y feministas

Tengo claro que no se puede hablar de "liberación" ni de "feminismo" junto a prostitución voluntaria, consciente y libremente decidida. Otra cosa es querer regularizar la prostitución por cuestiones de seguridad, higiene y protección social (ahí tengo dudas) sin pretender que ello sea feminista y emancipador (porque ello sería como confundir la regularización de cualquier oficio, tal vez necesaria, con la emancipación en el mundo del Trabajo).

La legalización de la prostitución, por lo que abogan las putas-feministas que ahora están de moda, es cuestión peliaguda y dada a muchas confusiones  por lo que contribuye a consolidar una sociedad enferma y patriarcal a partir de una, tal vez necesaria, regularización y de una decisión voluntaria y libre de la mujer para ejercerla (como dueña de su propio cuerpo que es). Y ello sin entrar en que la prostitución se ejerce violentamente y de manera impuesta la mayoría de las veces en el mundo (y la mayor parte de las veces esclavizando a la mujer) porque si entramos aquí deberíamos estar de acuerdo en lo que supone de negativo para una sociedad que exista esa esclavitud sexual consentida, por muy regularizada que esté.

¿La prostitución es una elección personal cuya decisión corresponde a la libertad individual? El derecho a la "libre elección" no está tan claro, porque también puede decidir una "libremente" dejarse esclavizar o esclavizar a los demás, y no toda acción personal puede ser válida ética y moralmente en su implicación colectiva.

Devolvamos la pregunta a las putas-feministas: ¿Por qué los estados monopolizan la violencia y las armas y no puedo tener yo (individualmente) un arma (o cientos.... como en EEUU) para defenderme de mi vecino? ¿No tengo derecho a ello en aras de mi libertad individual? Efectivamente, el derecho individual no puede imponerse al colectivo porque el derecho individual a portar armas y a la autodefensa, con el supuesto discurso liberal de no dejar al Estado la función de monopolizar la violencia, afecta a la colectividad al  incidir en  la creación de una sociedad hiperarmada, con miedo al vecino y enferma.

Que se tenga que regularizar la prostitución es posible por tanto, pero confundir esto con emancipación de la mujer es entrar en los tiempos de la confusión y la falsa libertad que nos da el Mercado, donde TODO SE VENDE: manos, brazos, mentes, coños y pollas, caricias y abrazos. ¡Eso no es libertad!... porque la libertad y la responsabilidad son las dos caras de la misma moneda (igual que, al contrario, sacralización del cuerpo femenino / cosificación del mismo, son las dos caras de la misma moneda) y no se pueden analizar por separado.

Lo que también tengo claro es que tan humillante puede ser trabajar por 600 euros (con precariedades, inestabilidades, acosos, largas jornadas, cortos salarios...) que prostituirse, y por ello ningún juicio moral judeo-cristiano (o de otra índole) cabe ante la prostitución. En una sociedad verdaderamente libre (alejada de los preceptos judeo-cristianos y de otras confesiones)  la sexualidad no estaría ni sacralizada ni cosificada (las dos caras de la misma moneda) y por tanto no existiría la prostitución...cuestión que debería ser el fin último (en todo caso) de las trabajadoras del sexo que con ello se quisieran emancipar (igual que el fin último de la trabajadora consciente debería ser, no tanto la subida de sueldo o la Seguridad Social, cuanto la autogestión de los medios de producción).

Y esa emancipación sólo puede venir del Amor Libre (sin hipocresías y juicios morales) donde ya no haría falta la prostitución porque no existiría una moral burguesa y patriarcal que a un tiempo sacraliza y cosifica la sexualidad y el cuerpo de la mujer, porque nada se vendería ni compraría por un precio de mercado, porque para ser plenamente posible se daría en una sociedad libre y justa donde nadie pasaría necesidad (como para prostituirse).

Por tanto, no caben juicios morales sobre la prostitución voluntaria (menos aún si es forzada, en relación a quien se prostituye y no a quien obliga), y  si los hay deben estar al mismo nivel que un juicio por aceptar cualquier otro tipo de trabajo asalariado, alienante y embrutecedor…pero tampoco cabe confundir feminismo y emancipación con la lucha por la prostitución legal o voluntaria (con el ariete de la libertad individual y de hacer con el cuerpo propio lo que se quiera) por muy moderno que parezca en estos tiempos de individualismo feroz donde libertad y responsabilidad ya no van  de la mano, quedando ésta como un freno para poder consumir libremente lo que uno quiera y le ofrezcan.