Opiniones

"El Periódico digital para el sur de Córdoba"

Inclusión, eso de lo que tanto se habla y sobre lo que no se hace lo suficiente (II)

Hace muy poquito no dejamos de ver en televisión informativos en los que se hablaba de la celebración en Madrid, como se ha hecho en muchas localidades españolas, del Día del orgullo Gay y por extensión del colectivo LGTB. Ya no nos llaman tanto la atención estas movilizaciones como cuando las celebraron en sus primeros años, es decir, que de alguna manera la lucha por la igualdad de estos colectivos va siendo una realidad. Pero la verdad es que nos encontramos con unos colectivos muy vulnerables en la sociedad en la que vivimos, y es que, aunque parezca mentira, todavía hay gente que se alarma al ver a dos hombres besándose por la calle, y si son dos mujeres ya apaga y vámonos, por eso la discriminación está servida; no entiendo que se siga teniendo esta mentalidad tan cerrada, y hay una entidad que es la primera que debería de mirarse eso, me refiero a la Iglesia, que no permite que dos hombres o dos mujeres puedan casarse, pero claro, no admite ni que la mujer pueda ser sacerdote… Me parece tan sumamente incomprensible que desde esta entidad se llegue a hablar de que estos colectivos son enfermos mentales, que me hace ratificarme en no creer en ella. Me siento orgulloso de tener amigos y amigas con estas inclinaciones sexuales que son tan válidas como las heterosexuales mías, porque cualquier persona es libre de querer a quien le venga en gana y vivir su vida sin tapujos. Los que me apenan son los cobardes que no se atreven a salir del armario y se ven atrapados en él porque no son capaces de enfrentarse al qué dirán, o porque lo que predican va en contra de su propia sexualidad.

Pasemos a otro colectivo, las personas que han cometido cualquier tipo de delito, y, por tanto, están en la cárcel o han estado en ella. Bien, empezaré diciendo que considero que las penas impuestas para muchos delitos me parecen muy insuficientes y creo que deberían de ser más altas. Por otra parte, también he de decir que he tenido la oportunidad de visitar una cárcel en Córdoba y ver, un poquito, cómo es la vida de los reclusos. Es verdad que están privados de libertad y que eso es una prohibición muy fuerte, hasta ahí estamos de acuerdo; pero también considero que quizá algunos en la cárcel gozan de ciertos privilegios o lujos que no deberían tener por el daño que han hecho. También pienso que la sociedad no debe juzgarlos una vez que han salido de la cárcel, ellos ya han cumplido con la pena que se les ha impuesto (sea la suficiente o no, que en la mayoría de los casos, insisto en que no lo es) y tienen todo el derecho del mundo a poder rehacer sus vidas. Eso sí, pienso que deberían estar un poco más “vigilados” dependiendo del delito que hubieran cometido, pero que tengan derecho a poder llevar una vida normalizada. El ojo acusador de la sociedad y las etiquetas que se les pone a este colectivo, lleva a que les cueste muchísimo más que a cualquiera insertarse en la vida laboral o social.

Hablemos ahora de las personas sometidas a una adicción. He querido separar a este colectivo de los reclusos porque es sabido que no todo el que consume o vende droga, o tiene otro tipo de adición, es detenida y metida en la cárcel, por lo que considero que hay que diferenciarlos. Creo que todo el que tiene una adición se está haciendo mucho daño a sí mismo, eso lo sabemos todos los que lo rodeamos menos él mismo. Hay muchos tipos de adicciones, evidentemente no se hace el mismo daño quien se droga que quien es adicto, por ejemplo, a las compras o a las redes sociales, pero en cualquier caso se hacen daño ambos. Creo que debería de haber más políticas de prevención para estas personas y que la sociedad no debería de ver con buenos o indiferentes ojos el tomar alcohol desproporcionadamente, como tampoco estar sentado delante de la Play las 24 horas del día. Debo de decir que lograr droga, como la marihuana, es hoy algo absolutamente fácil, y ahí está el quiz de la cuestión. Digo marihuana como podría decir cocaína u otras drogas de diseño que pululan en los ambientes juveniles como Pedro por su casa. Las leyes deberían de revisarse en estos temas, los delincuentes son detenidos y puestos en libertad inmediatamente, con lo que se sienten inmunes y vuelven a las andadas sin problema alguno, sin que parezca a nadie le importa el daño que causan.

Un colectivo vulnerable al que he estado ligado este curso pasado ha sido al de las Personas mayores. He realizado una labor de voluntariado a través de la Asociación “Adopta un abuelo” y he aprendido muchas cosas de mi adoptado Antonio y he compartido con él momentos de tristeza por la soledad en la que vive, aún estando en su Residencia. Estas personas pierden su independencia en muchos casos, pueden tener trastornos psicológicos por diversos motivos, y si a eso le sumamos que las pensiones son en muchos casos muy bajas … por supuesto que también son muy vulnerables y que debemos de apoyarlos al cien por cien, porque ellos y ellas han sido el pasado que ahora nos sustenta y no debemos olvidarlos jamás, porque tienenmucho que enseñar por sus vivencias y porque gracias a ellos nosotros vivimos mucho mejor que ellos a nuestra edad. Hay que tener en cuenta a nuestros mayores y debemos escucharlos, yo diría que hasta mimarlos, por supuesto que no se les debería de dar esas pensiones tan bajas y que se les debería de valorar más, desde el ámbito político y desde todos los ámbitos.

Me dejo atrás algunos colectivos que pueden ser vulnerables, como el de los jóvenes o los parados de larga duración, cuyo problema principal es el empleo. Políticas para estos dos colectivos son muy necesarias y hay pocas.

A lo largo de estos dos artículos, y antes de empezar a hablar de cada colectivo, tengo muy en cuenta pensar siempre en PERSONAS, porque creo que ante todo son eso, y que necesitan ser respetados, aceptados y apoyados por todos.