Opiniones

"El Periódico digital para el sur de Córdoba"

No al cierre de los Centros de Educación Especial (CEE)

En los últimos días, en algunos medios de comunicación y en las redes sociales se habla sobre algo que, supuestamente, el Gobierno pretende hacer: cerrar, poco a poco y en el plazo de diez años, todos los CEE (Centros de Educación Especial, públicos y privados) y que los alumnos y alumnas con necesidades pasen a aulas específicas en los colegios ordinarios. Para empezar, siendo mal pensado, parece que el Gobierno está aprovechando la pandemia del Covid 19 para dar luz verde a este tipo de cosas, porque se creen que van a pasar un poco desapercibidas, pero no, no lo consiguen.

Supongo que más o menos todos sabemos lo que son estos centros, pero lo recuerdo muy resumidamente: son centros educativos, colegios o institutos, donde se enseña a los niños y niñas que tienen unas necesidades específicas debido a su diversidad funcional (intelectual cognitiva o sensorial) con formas de enseñanza adaptadas a sus necesidades, con un número de alumnos en el aula muy reducido, medios técnicos y humanos específicos para su aprendizaje, adaptación del material como los temarios …

Pues bien, muchos de los que me conocéis sabéis que yo tengo discapacidad visual y auditiva. Creo que en alguna ocasión os he contado yo que cuando era pequeño estudiaba en el “CEIP Virgen de la Sierra” de Cabra, donde casi todos los profesores se esforzaban por adaptarme los contenidos de sus materias, o la metodología, y porque pudiese tener un aprendizaje más o menos igual que el resto de mis compañeros. Recuerdo con cariño estos años y a todos los que estuvieron ahí en ese tiempo. Pero llegó un momento en que mis padres y la profesora de la ONCE, mi recordada Toñi, se dieron cuenta de que con esto no era suficiente, que necesitaba reforzar algunas áreas que me daban más problema y aprender cosas que en Cabra, para mi desgracia, no podía por falta de medios. Así fue como llegué al Centro de Recursos Educativos “Luis Braille” de la ONCE en Sevilla con once años. Esto, para que os situéis, es un CEE privados de los que estamos hablando.

Allí estuve durante cinco años, desde sexto de primaria hasta terminar la ESO y aprendí muchísimo, reforcé en las áreas que más necesitaba y también adquirí otros conocimientos, ya no sólo escolares, que me están ayudando a lo largo de mi vida y lo seguirán haciendo. Allí éramos, como mucho, 6 alumnos por aula, el profesorado eran personas especializadas en un alumnado con unas características similares -es más, algunos de los profesores y demás profesionales eran también ciegos- y teníamos un montón de medios humanos y materiales a nuestro alcance. También hay que pensar que muchos de mis compañeros que estaban allí conmigo eran ciegos o deficientes visuales, por lo que no nos costaba relacionarnos unos con otros, no había exclusión.

Así que sí, yo estuve en uno de esos centros y sé lo que son, y he tenido la suerte -sí, sí, habéis leído bien, la suerte- de haberlo hecho. Este centro de Sevilla, y también los de Barcelona, Valencia y Pontevedra ya no existen como centros educativos porque la crisis económica anterior se dio con ellos, para que nos hagamos una idea de lo mucho que cuesta mantenerlos, aunque también se argumentaban motivos de falta de alumnos matriculados; actualmente sólo queda abierto el de Madrid y correría peligro si lo del gobierno va para adelante.

Entre otros estudios opté por la Integración Social, es obvio que estoy a favor de la inclusión de las personas con diversidad funcional en la sociedad y que, dentro de esta inclusión, está la incorporación de este alumnado en los colegios ordinarios. Hasta ahí todo bien, pero ahora vamos a plantearnos unas cuestiones:

¿Pueden todos los niños y niñas con necesidades educativas estar en estos colegios/institutos ordinarios? Bajo mi punto de vista, no. Hay quienes precisan una atención más individualizada, adaptada a sus necesidades, con unos profesionales que estén especializados en su disfunción, unos recursos humanos y materiales adaptados a ellos… Creo que sería difícil de implantar en un aula específica de cualquier colegio ordinario los medios para atender a todas las casuísticas y, por tanto, no se podría atender como es debido a parte de este alumnado. Algunos seguro que sí, pero no todos.

¿Sería posible trasladar los recursos de un CEE a los colegios ordinarios? Es algo muy difícil, ya que no en todos los colegios pueden estar todos los recursos que los niños necesitan porque sería muy, muy costoso, y no hablo sólo de recursos materiales, sino también de los humanos. Lo veo inviable, porque si esto se hiciese podría ocurrir, y seguramente ocurriría, que el colegio al que a ese niño/a le correspondiera ir no pueda contar con los recursos, y, por ejemplo, sin embargo hay un colegio a 40 minutos de casa que sí que los tiene y es un CEE. ¿Tendríamos que llevar al niño al colegio ordinario que le pertenece y sólo para él proporcionarle todos los recursos, los cuales ya están en el CEE? Esto, hay que ser sensatos, es imposible económicamente ¿Lo llevamos al otro colegio adaptado aunque esté más lejos de casa? ¿Qué es lo mejor para el niño/a? Lo que sea mejor para este alumnado es lo que debería primar ante lo que se da en llamar inclusión, porque educativamente, creo que el término está muy mal entendido.

He de reconocer que, si se hiciese lo que el Gobierno plantea, seguramente el número de profesionales que estuvieran en los colegios e institutos ordinarios aumentaría considerablemente porque se necesitaría más personal para atender a estos niños/as, pero ¿quién costea eso? Lo diga quien lo diga, la realidad es la que es, y eso lo saben todos los docentes que trabajan para la Administración pública y conocen las trabas que les ponen para una simple sustitución, y ya no hablemos de bajar la ratio… Por eso se hace indispensable una atención tan específica para eso alumnado como la que se les da en los CEE.

Para concluir y como resumen de todo lo anterior. Estoy a favor de la inclusión de las personas con diversidad funcional en la sociedad, y también en el sistema educativo siempre que sea posible. Sin embargo, estoy totalmente en contra del cierre de los Centros de Educación Especial porque considero que hay quienes necesitan una atención más directa, personalizada y adaptada a sus necesidades, y eso está por encima de una manipulada inclusión educativa.