Opiniones

"El Periódico digital para el sur de Córdoba"

Dicen de ella que es la hermana pequeña, pero siempre ha sido la …

El mes avanza y por días nos despejamos de ropa o nos abrigamos, según las temperaturas suban o bajen caprichosamente. La calle es un desconcierto de indumentarias, de ir y venir unos con aspecto invernal, otros totalmente veraniegos y somos muchos/as los que andamos con prendas de quita y pon, en las manos, según se tercie la jornada. De la madrugada, al medio día y la noche, andamos entre el fresquito mañanero, el medio día bochornoso, las tardes templadas y las noches frías.

Miramos al cielo cada vez más azulado, con los atardeceres más largos, con más luz, siempre agradecidos, porque los seres mediterráneos ansiamos los días luminosos, más que los nublados o tormentosos. Observamos la vuelta de los primeros vencejos, de las primeras golondrinas en nuestros cielos. Es una realidad imparable el paso del tiempo, el cambio de temporada. Nacen en las ramas de los árboles los nuevos brotes, las hojas que los vestirán de diferentes verdes o texturas, pese a la ausencia preocupante de lluvias en estas y otras partes del Planeta, una sequía persistente e inquietante.

La primavera está ya encima de nosotros, las horas de luz, el próximo e inminente cambio horario nos permitirá rentabilizar más las horas de la tarde, al mismo tiempo que nos estafa parte del descanso, porque nos activamos más, hacemos más cosas, pasamos más tiempo en la calle, volvemos más tarde a las casas diariamente, escatimamos horas al sueño.

Suceden los días y en ellos la vida, el amor, el desamor, los contratiempos fortuitos o serios, la muerte, la vida, la enfermedad pasajera o perenne, el dinero justo o suficiente, los precios en alza, la guerra, la ausencia de paz, la religión, la política, la naturaleza, la sociedad, el tiempo, las normas, las noticias verdaderas camufladas entre las falsas, la filosofía, la lectura de novelas, de teatro, de ensayo, la escritura y la poesía, son los grandes temas que circundan en parte, en nuestras vidas.

Con todo ello, llegaremos una vez más hasta el día Mundial de la Poesía, que se celebra cada año el 21 de marzo, en él se conmemora una de las formas más preciadas de la expresión e identidad y lingüística de la humanidad. La poesía, practicada a lo largo de la historia en todas las lenguas, todas las culturas y en todos los continentes, habla de nuestra humanidad común y de nuestros valores compartidos, transformando el poema más simple en un poderoso impulsor del diálogo y la paz.

Dicen de la poesía, que es la hermana menor, la pequeña de la literatura, pero siempre ha sido un planteamiento erróneo. El Día Mundial de la Poesía es una oportunidad para poner en valor a los poetas, revivir tradiciones orales con recitales donde se cante este arte, promover la lectura, la escritura y la enseñanza de la poesía, fomentar la convergencia entre la poesía y otras artes literarias, musicales, culturales, etc.

La poesía continúa uniendo personas en todos los continentes, porque los poemas son atemporales, poseen: Rima, ritmo, versos y estrofas, aunque los versos de muchos poemas sean libres, porque los poetas dan ritmo y sonoridad a sus composiciones gracias a su creatividad, a sus conocimientos, a sus sentimientos, a las palabras que juegan con la métrica y la rima.

En la actualidad, las poesías son menos rígidas, más libres, no se ajustan a reglas preestablecidas, es decir, la extensión del verso, la rima o el uso de figuras literarias ha evolucionado. Las estructuras de la poesía son más espontáneas, menos puristas, más autorreferencial, según el autor, abundando alusiones de imágenes, acompañándolas de pinturas, con montajes audiovisuales, musicalizados, escenificados, o digitalizados, siempre ligados a las experiencias personales del autor/a, a los temas más candentes en su vida o experiencia, caracterizado por la sensibilidad de expresar y entrar en comunión con los sentimientos de otros.

Cualquier día del año es bueno para recurrir a la lectura, aunque la poesía nos cueste incorporarla un poquito más en nuestros hábitos lectores diarios, siempre hay buenas razones para leer poemas: Aumenta nuestro vocabulario, mejora nuestra comunicación, no permite comprender y expresar emociones, disfrutar, estimular la mente... Simplemente la poesía nos puede enganchar, transportar, encontrar la frase justa, el mensaje idóneo, la respuesta apropiada que busca nuestra alma.